Desde el ámbito del Trabajo Social o en el organizacional se ha trabajado desde hace tiempo con una visión del individuo y de las organizaciones más completa y positiva (Linley, 2008), ya que el objetivo era desarrollar la ventaja competitiva, identificar y potenciar los puntos fuertes de la organización o la comunidad en cuestión, estar atento a las oportunidades de un entorno cada vez más cambiante e identificar los puntos débiles y amenazas del contexto. Del mismo modo motivar y potenciar a la persona conectando sus competencias y puntos fuertes con las características de un determinado puesto de trabajo o la búsqueda del mismo. En este sentido, una forma gráfica de explicar esta llamada de atención que realiza la Psicología Positiva podría asemejarse al llamado análisis DAFO ó FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) evaluación ya clásica propuesta por Porter para estructurar el análisis de la situación actual de las empresas (HayGroup, 2003). En la siguiente figura se adapta a nivel individual.
Se podría decir que la Psicología Positiva pretende tener una visión más completa y por lo tanto más real del individuo (comunidad u organización). Enfoques clínicos se han centrado más en la parte de debilidades de la persona y amenazas de su entorno (factores de riesgo) olvidando la otra parte del cuadro, es decir, las fortalezas de la persona en desarrollo así como las oportunidades de su entorno cambiante (factores protectores y potenciadores del desarrollo personal). Sería un error pensar que la Psicología Positiva pretende ver tan solo la parte más positiva del cuadro, sino conceder la misma importancia al conjunto entero y que se refleje en modelos, medidas de evaluación, así como en las intervenciones que abarquen la complejidad y riquezas de personas, comunidades y organizaciones tanto en el ámbito preventivo y de promoción de salud, como en contextos clínicos.
Por tanto el mensaje de la Psicología Positiva se basa en que los modelos, constructos y técnicas psicológicas tengan en cuenta a la persona al completo, tanto las posibles patologías o puntos débiles como sus características más positivas, es decir, sus fortalezas y recursos que ya posee y que podría utilizar para disminuir su pesar y fomentar su bienestar, autorrealización y florecimiento (Rashid, 2009).
Nuevos constructos reflejan esta visión, como podría ser el afrontamiento proactivo (implica el establecimiento de metas, tener creencias eficaces, recursos de superación personal incluido el apoyo social, asociado con la autoeficacia, así como el vigor y la percepción de las demandas como un reto y no como una amenaza) complementando el constructo del afrontamiento reactivo (estrategias usadas para reducir el estrés una vez que ya ha sido experimentado) (Greenglass y Fiksenbaum, 2009 ; Lazarus y Folkman, 1984).
La Psicología Clínica tampoco ha invertido lo suficiente en investigar métodos destinados a (re)establecer la felicidad en el desdichado o, de modo más general, para promover la mejorar en el bienestar (Vázquez, 2006). En un análisis de las publicaciones psicológicas desde 1872, recogidas en PsycINFO, se puede constatar que la proporción entre temas negativos y positivos es de 2 a 1 (Rand y Snyder, 2003).
Seligman declaró que la Psicología Positiva surge también como un intento de superar la resistente barrera del 65% de éxito que todas las psicoterapias han sido incapaces de sobrepasar hasta hoy. Las técnicas que surgen de la investigación en Psicología Positiva vendrían a apoyar y complementar las ya existentes. Gracias a la investigación teórica en torno a esta área, el abanico de la intervención se verá ampliamente enriquecido. Vázquez et al. (2006) señalaron al respecto que la depresión es probablemente el problema psicológico en el que mejor encajan las intervenciones positivas. El objeto de este interés no es otro que aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana no sólo para ayudar a resolver los problemas de salud mental que afectan a los individuos, sino también para alcanzar mejor calidad de vida y bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la más rigurosa metodología científica (Vera, 2006). La Psicología Positiva representa un nuevo punto de vista desde el que entender la psicología y la salud mental que viene a complementar y apoyar al ya existente.
Referencias bibliográficas:
Greenglass, E. R. y Fiksenbaum, L. (2009). Proactive Coping, Positive Affect, and Well-Being. European Psychologist, 14(1), 29-39.
HayGroup. (2003). Factbook. Recursos Humanos. Navarra. Editorial Aranzadi.
Rand, K.L. y Snyder, C.R. (2003). A reply to Dr. Lazarus, the evocator emeritus. Psychological Inquiry, 14, 148-153.
Rashid, T. (2009). Positive Interventions in Clinical Practice. Journal of Clinical Psychology: In Session, 65(5), 461-466.
Sánchez-Hernández, Ó. (2012). Eficacia de sendas intervenciones de Psicología Positiva para la Promoción del Bienestar y la Prevención de la Depresión infantil y de la Depresión adolescente. Tesis Doctoral Europea no publicada. Universidad de Murcia.
Vázquez, C., Hervás, G. y Ho, S. M. Y. (2006). Intervenciones Clínicas Basadas en la Psicología Positiva: Fundamentos y Aplicaciones. Psicología Conductual, 14 (3), 401-432.
Se podría decir que la Psicología Positiva pretende tener una visión más completa y por lo tanto más real del individuo (comunidad u organización). Enfoques clínicos se han centrado más en la parte de debilidades de la persona y amenazas de su entorno (factores de riesgo) olvidando la otra parte del cuadro, es decir, las fortalezas de la persona en desarrollo así como las oportunidades de su entorno cambiante (factores protectores y potenciadores del desarrollo personal). Sería un error pensar que la Psicología Positiva pretende ver tan solo la parte más positiva del cuadro, sino conceder la misma importancia al conjunto entero y que se refleje en modelos, medidas de evaluación, así como en las intervenciones que abarquen la complejidad y riquezas de personas, comunidades y organizaciones tanto en el ámbito preventivo y de promoción de salud, como en contextos clínicos.
Por tanto el mensaje de la Psicología Positiva se basa en que los modelos, constructos y técnicas psicológicas tengan en cuenta a la persona al completo, tanto las posibles patologías o puntos débiles como sus características más positivas, es decir, sus fortalezas y recursos que ya posee y que podría utilizar para disminuir su pesar y fomentar su bienestar, autorrealización y florecimiento (Rashid, 2009).
Nuevos constructos reflejan esta visión, como podría ser el afrontamiento proactivo (implica el establecimiento de metas, tener creencias eficaces, recursos de superación personal incluido el apoyo social, asociado con la autoeficacia, así como el vigor y la percepción de las demandas como un reto y no como una amenaza) complementando el constructo del afrontamiento reactivo (estrategias usadas para reducir el estrés una vez que ya ha sido experimentado) (Greenglass y Fiksenbaum, 2009 ; Lazarus y Folkman, 1984).
La Psicología Clínica tampoco ha invertido lo suficiente en investigar métodos destinados a (re)establecer la felicidad en el desdichado o, de modo más general, para promover la mejorar en el bienestar (Vázquez, 2006). En un análisis de las publicaciones psicológicas desde 1872, recogidas en PsycINFO, se puede constatar que la proporción entre temas negativos y positivos es de 2 a 1 (Rand y Snyder, 2003).
Seligman declaró que la Psicología Positiva surge también como un intento de superar la resistente barrera del 65% de éxito que todas las psicoterapias han sido incapaces de sobrepasar hasta hoy. Las técnicas que surgen de la investigación en Psicología Positiva vendrían a apoyar y complementar las ya existentes. Gracias a la investigación teórica en torno a esta área, el abanico de la intervención se verá ampliamente enriquecido. Vázquez et al. (2006) señalaron al respecto que la depresión es probablemente el problema psicológico en el que mejor encajan las intervenciones positivas. El objeto de este interés no es otro que aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana no sólo para ayudar a resolver los problemas de salud mental que afectan a los individuos, sino también para alcanzar mejor calidad de vida y bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la más rigurosa metodología científica (Vera, 2006). La Psicología Positiva representa un nuevo punto de vista desde el que entender la psicología y la salud mental que viene a complementar y apoyar al ya existente.
Referencias bibliográficas:
Greenglass, E. R. y Fiksenbaum, L. (2009). Proactive Coping, Positive Affect, and Well-Being. European Psychologist, 14(1), 29-39.
HayGroup. (2003). Factbook. Recursos Humanos. Navarra. Editorial Aranzadi.
Rand, K.L. y Snyder, C.R. (2003). A reply to Dr. Lazarus, the evocator emeritus. Psychological Inquiry, 14, 148-153.
Rashid, T. (2009). Positive Interventions in Clinical Practice. Journal of Clinical Psychology: In Session, 65(5), 461-466.
Sánchez-Hernández, Ó. (2012). Eficacia de sendas intervenciones de Psicología Positiva para la Promoción del Bienestar y la Prevención de la Depresión infantil y de la Depresión adolescente. Tesis Doctoral Europea no publicada. Universidad de Murcia.
Vázquez, C., Hervás, G. y Ho, S. M. Y. (2006). Intervenciones Clínicas Basadas en la Psicología Positiva: Fundamentos y Aplicaciones. Psicología Conductual, 14 (3), 401-432.